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martes, octubre 29, 2019

63 BFI Film Festival. El festival del Cine.


Un año más (y van 63), Londres se viste de gala y con el mono de trabajo para, en 12 días, hacer un homenaje al cine internacional con mas de 350 películas de más de 80 países distintos. Un despliegue que no se debe perder ningún amante al cine y menos si vive en la capital británica. Este año he podido disfrutar como dios manda del festival viendo nada menos que 9 películas. Como es tradición, las proyecciones se hacen en los cines más emblemáticos de la ciudad y en una carpa acondicionada para la ocasión. Londres no tiene problemas para esto ya que cuenta con la friolera de 110 salas de cine (Madrid, por ejemplo, tiene algo mas de 30). Este es otro aliciente, para no perderse el evento, ya que podemos visitar salas míticas como el Pince Charles, el ICA cinema o el cine Curzo en Mayfair. Una gozada en todos los sentidos.

Este año comencé fuerte con una maratón de 4 películas en un mismo día. La primera, a media mañana, fue la comedia norteamericana The Climb. El protagonista y productor del film, Kyle Marvin nos presentó este largo sobre una amistad imposible forjada por la traición. Muchas risas y alguna que otra reflexión, antes de comer un sándwich para no perderse nada de la segunda pieza del día: To the Ends of the Earth. Se trata de una deliciosa pieza japonesa sobre la vida diaria en Uzbekistan. Un viaje a las entrañas del desconocido país, vista desde la perspectiva nipona. Encantado con la experiencia, sin perder un segundo me fui al Instituto de Arte Contemporáneo, que, a la vez que sala de exposiciones, tiene 2 salas de cine. Tras pedir una cerveza y pasarla al cine (aquí no es que se pueda, es que es casi una obligación), fui a ver la epopeya de juventud de la Uruguaya Lucía Garibaldi: Tiburones. Como andaba bien de tiempo, me quedé hasta el final y le pregunté a la directora si la película era autobiográfica (me aclaró entre bromas que no). Finalmente, ya con la noche cerrada y un poco mareado, me hice fuerte para completar el día con una película de animación francesa: J'ai perdu mon corps. Una preciosa historia sobre el amor y el destino, que nos presentó el director Jeremy Clapin, acompañado de todo su equipo. Esta pieza fue premiada en Cannes y posteriormente en Sitges. Así concluyó mi primer e intenso día.

La siguiente sesión de películas se compuso de tan “solo” dos obras, una después de la otra, como en los antiguos cines de sesión continua. El primer film fue presentado por nada más y nada menos que Fernando Meirelles, a quien le acompañó la mayor parte del equipo técnico y uno de los protagonistas de “The Two Popes”, el polifacético actor galés Jonathan Pryce. Pryce forma una pareja interpretativa sencillamente brutal con Anthony Hopkins en uno de los mejores duetos que recuerdo. Tras la lección de cine de estos monstruos, me permití el lujo de caer en el cine más banal y comercial de la mano de los Aeronauts, donde también el director, Tom Harper y sus protagonistas, Eddie Redmayne y Felicity Jones, nos hablaron de esta película de aventuras, amor y algo de biografía científica. Con esto dí por concluida mi jornada en el Embarkment Garden Cinema, una carpa habilitada para el festival y donde se proyectaban películas que se estrenan en Europa.

Pasado el ecuador de mi periplo cinematográfico, el siguiente visionado en otras dos sesiones continuas, me llevó al mítico Prince Charles cinema para ver en primer lugar la sorprendente “El Duce Tapes”, donde los directores, David Lawrence y Rodney Ascher nos contaron todos lo pormenores de este documental creado con unas cintas perdidas en un desvan con contenido inedito del irreverente líder del grupo “The Mentors”. Tras el shock producido por El Duce, llego la hora de “Guest of Honour” del director Egipto-Canadiense Atom Egoyan, una historia peculiar pero muy lenta y sin ningún contenido sustancial.
Y como todo en la vida, esto llegó a su fin. Como no podía ser de otra manera, para concluir mi festival me fui al cine donde se cierra la gala por todo lo alto con alfombra roja incluida, el Odeon Luxe. Aunque yo no fui a la película que clausuró el evento (The Irishman) sino a Judy and Punch, largometraje australiano dirigido por Mirrah Foulkes quien nos contó los pormenores de este violento cuento medieval ambientado en la lejana Oceanía. Una curiosa historia que me encantó.

Y colorin, colorado… ¡un momento! Al salir del cine hay un gran bullicio y focos por todos los lados… no puede ser… quien es este elenco de estrellas… La alfombra estaba para algo y es que todos los protagonistas de The Irishman se congregaron allí: Al Pacino, Rober de Niro, Harvey Keitel y ¡Martin Scorsese! Me declaro admirador de todos ellos y me despido de todos compartiendo fotos de los mejores momentos de mi aventura en el BFI. Un BFI que galardonó a Monos como mejor película, Atlantic como mejor película novel y White Riot como mejor documental.

Aquí empezó todo. Saliendo de casa.

 El VUE cinema

El emblemático Curzo en Mayfair


Kyle Marvin protagonista de The Climb


El ICA preparado para su estreno en el BFI



El ICA por dentro 


 El ambiente festivalero de Londres en el centro
 
Patricia Garibaldi (Tiburones) y su traductor


Jeremy Clapin, acompañado de su equipo


David Lawrence y Rodney Asche, El Duce Tapes.


Felity Jones y el equipo de The Aeronauts

Fernado Meirelles llegando al estreno 


Meirelles, Jonathan Pryce y el resto del equipo.


El Prince Charles Cinema


El Odeon Lux por dentro y por fuera.


  La australiana Mirrah Foulkes.



El legendario Harvey Keitel.


Scorsese hablando de su enesima peli de mafiosos.


El alocado Al Pacino.


La clase en forma de actor: De Niro.



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miércoles, octubre 23, 2019

Heartstone, corazones de piedra

Islandia (2016)

Producción dirigida por Guðmundur Arnar Guðmundsson, ganadora a mejor director en el Festival de Varsovia o premio especial del jurado en el Festival de Dallas. Kristján y Þór son dos adolescentes que viven en una aldea del norte de Islandia, es un lugar donde hay más ovejas que personas y también podemos encontrar los famosos caballos islandeses, caballos que tienen un trote diferente al caballo continental europeo. Nuestros dos protagonistas, afrontan el verano islandés sin mucho que hacer, por lo menos tienen una pandilla de amigos que van a la piscina y se enfrentan al típico abusón del pueblo. Para Þór su ambiente familiar no es el mejor sin duda, sus padres se aguantan pero las discusiones son constantes, Kristján ya pasó por eso, pero sus padres ya están separados. En una de sus múltiples salidas por el verano sin oscuridad islandés, conocen a Beta y Hanna, son dos chicas de la aldea, que ya se han visto en multitud de ocasiones, pero no habían establecido contacto. Beta y Hanna están encantadas de unirse a Kristján y Þór, se nota que tienen atracción cada una por distinto chico de la dupla. Se van a montar a caballo, organizan acampadas, etc... Cuando Þór y Hanna ya empiezan a tener un contacto más íntimo, surgen las primeras fricciones, Beta quiere imitar a su amiga con Kristján, pero él no está por la labor, algo le pasa a nuestro protagonista. Lo que era amistad con su colega Þór, se convierten en otros sentimientos y está muy molesto con la situación y consigo mismo. Obviamente a su amigo no le comenta nada, pero en la aldea, comienzan las habladurías acerca de tan rara amistad entre los dos chicos. Kristján se ve un laberinto sin salida que a punto está de acabar en trágicas consecuencias, al menos, la amistad se impondrá a todos los prejuicios de este microcosmos.

Con un metraje de dos horas y diez minutos y con este argumento, uno puede pensar que vaya tostón puede ser esta película, sería el pensamiento más lógico. Sin embargo, este pensamiento, está muy alejado de la realidad, poco a poco se va desmontando la trama con una naturalidad y un ritmo sostenible que engancha y te sorprende. A través de pequeñas historias, vas pensando el drama que se avecina y entablas una empatía hacia los dos chavales de la película. Entiendes la postura de Kristján y su silencio, está enamorado de su mejor amigo pero sabe que no hay ninguna posibilidad, eso le angustia y no sabe que hacer. A la vez también entiendes a Þór, al principio ingenuo hacia lo que pasa a su amigo. Él está teniendo sus primeras experiencias con chicas y es feliz. Luego se da cuenta de lo que se pasa a Kristján, al principio tiene una sensación de rechazo pero una amistad así, no podría acabar de mala manera y comprende por el infierno que está pasando su amigo. Sobre todo, cuando Kristján ya no puede más e intenta acabar con todo. Þór permanecerá a su lado, a pesar de todas las barreras y prejuicios de los habitantes de esta aldea en medio de la nada en Islandia. Sin duda, es una película que recomiendo, yo tuve mis dudas sobre si verla, era mucho metraje y no me atraía mucho el argumento, luego me alegré mucho haberla visto y es de las pocas películas que he visto de principio y a fin sin pausas, cosa muy rara ya en estos tiempos de vídeo bajo demanda.

Para Recordar: que la amistad está por encima de todas las fobias, puedes estar en el lugar más recóndito del mundo, que si tienes un amigo de verdad, tienes un apoyo.

Para Olvidar: la asfixiante atmósfera de los pequeños núcleos de población, existe poca intimidad y quien se salga de la norma, lo aplastarán, en este caso es la homofobia el tema central del relato.




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jueves, octubre 03, 2019

El reino

Spain (2018)

La situación de un partido político ficticio se empieza a complicar cuando a Manuel le pillan un delito de corrupción. Es un tema menor, pero el problema es que lleva años haciendo eso, algo por otro lado, normal en su entorno. Busca ayuda en los peces gordos, pero estos comienzan a mirar para otro lado. Le piden paciencia y que siga la disciplina del partido, en silencio y obediencia. Así lo han hecho otros y así debe seguir. El problema es que Manuel no ve muy claro que esa sea la solución e intentará que sus compañeros y amigos le brinden una escapatoria rápida y que no sea pasando por la cárcel. Es entonces cuando esos “amigos” se incomodan y se apartan del político, que poco a poco se queda solo y le empiezan a caer “marrones” que no son suyos. Harto de seguir la doctrina del partido, decide hacer la guerra por su cuenta y pasar a la acción. Sabe muchos secretos incómodos y amenaza con sacarlos a la luz. Eso es lo peor que puede hacer, pues los corderitos de su entorno se vuelven fieros lobos que son capaces de todo por tapar tanta corrupción. Una corrupción que llega a lo mas alto y que salpica a todo el mundo. Una revelación inadmisible que el sistema, corrupto por definición, debe evitar a toda costa.

Rodrigo Sorogoyen nos trae este aclamado film que cosechó multitud de premios entre los certámenes de cine especializado (como el festival de cine de San Sebastián). El director se atreve con un tema de candente actualidad aunque prefiere dejar a un lado los nombres propios (aunque esta claro que son militantes del PP). Un thriller político repleto de tensión, que no se centra ni en el sensacionalismo, ni en las tramas conspiratorias, ni en la acción desmesurada. Y es aquí donde esta la fortaleza del film ya que Soroyen logra un equilibrio admirable y complicado en este tipo de historias. Quizás flojea un poco el final, que se va acercando más al mundo mafioso para salirse abruptamente y concluir con la moraleja facilona. Esto deja al espectador a medio camino entre las satisfacción y el vacio. Como colofón la actuación de Antonio de la Torre que lo ha consagrado como uno de los grandes actores de la actualidad. Imprescindible.

Nota: 9.1

Para recordar: Lo sucio que esta este partido político que representa al PP.
Para olvidar: El final que no culmina esta lección maestra sobre como rodar un thriller político.


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