Un par de
perdedores, científicos e inteligentes, se ven inmerso es una loca
teoría propuesta por un amigo: un accidente de metro, no fue tal
accidente, sino un atentado criminal minuciosamente planeado por una
banda de criminales daneses. Sin más pruebas que un sandwich y un
batido a medio beber, los tres “tarados” se ponen en contacto con
el marido de una de las victimas, el militar (no menos “tocado”),
Markus, que no tiene otra cosa mejor que hacer que tomarse en serio
las disparatadas ideas de los 3 genios malditos. Juntos, se ponen
manos a la obra a investigar las hipótesis, que parecen ir poco a
poco tomando forma. Más aún cuando los componentes de la banda
criminal, no reparan en responder violentamente ante cualquier
pregunta de elenco de iluminados. Esto es algo que a Markus no le
importa; de hecho lo agradece, porque el lo que quiere es seguir en
el campo de batalla. Lo único es que eso no es la guerra, aunque
todas las acciones tienen su consecuencia y los mafiosos asesinos
pagarán por sus crímenes de la manera que menos se lo esperan.
Joya danesa que se
puede ver en selectas salas de cine españolas. Los jinetes de la
justicia nos trae un guión trepidante y superinteligente, de los que
ya no se ven por los cines actuales. Con guiños a la informática, a
la ciber seguridad y, por supuesto, a las teorías de la causalidad
vs la casualidad, este largo dirigido por A.T. Jensen es de lo mejor
que he visto en 2021. No tiene pegas: interpretaciones memorables (el
guaperas Nikola Lie Kass borda el papel de “nerd” de la
estadística), la historia excitante y el guión repleto de acción
dura y humor negro de desatará las carcajadas del espectador más
ácido. Todos los personajes están tratados con un mimo especial,
para que los vayamos queriendo desde la ternura hasta la admiración.
Cine del muy bueno desde escandinava para los que quieran escapar del
lamentable cine comercial que nos inunda.
Nota: 9.3
Para Recordar: La conversación de
los umbrales faciales. Épica.
Para Olvidar: Una vez que estamos
metidos en situación, la historia se queda un poco encallada hacia
un desenlace previsible. Menos más que remonta para terminar por
todo lo alto.
Producción documental dirigida por Jonás Trueba, premio al mejor reparto en el Festival de San Sebastián. Participan unos doscientos jóvenes delante de la cámara de Jonás, para intentar hacer un retrato de la adolescencia y juventud española. El director durante 5 años, rueda juntos a estos chavales. La mayoría comienzan el proyecto con 15 años y el rodaje termina en plena pandemia y nuestros protagonistas con 20 años. Hay tres partes diferenciadas en la película, incluso, si uno la visiona en el cine, tiene dos interludios de cinco minutos. En la primera parte, se presentan los protagonistas, hablan entre ellos, discuten sobre la educación, sus preocupaciones, amigos, las juergas, etc... Los testimonios se dan principalmente en el ámbito diario de los jóvenes, que son el instituto, el núcleo familiar y las redes sociales. Hay conversaciones muy importantes, como una chica que sufrió bullying por su físico o el de un chico homosexual que cuenta que siempre que dice su orientación sexual, le quieren presentar a alguien de su misma orientación y ya dan por hecho que le va a gustar. En la segunda parte, la que me parece más emotiva e interesante, el director se adentra en los sentimientos de nuestros jóvenes. Hay dos historias principales, la de Candela y Silvio, donde él, se presenta en el pueblo de los padres de ella, en Cheles (Extremadura), por sorpresa. Ella esconde al chico y se van al río, juntos en canoa, cruzan la frontera entre España y Portugal y se dan su primer beso. La segunda historia es la Pablo y Ronny-Michelle. Pablo es un chico introvertido, en el instituto, eso le trae problemas y sufre varias mofas, aunque su madurez, impide bastante que le afecte demasiado. Durante el viaje de fin de curso de la clase a Andalucía, Ronny-Michelle, se fija en él, se acerca al muchacho y finalmente en el bus de la excursión, sentados uno al lado del otro, se dan la mano, todo como si fuera el primer amor, con mucha delicadeza y vergüenza. Finalmente la tercera parte, la más corta de duración. Los protagonistas se ven por videoconferencias con el director y cuentan la experiencia en el confinamiento, también vemos el concierto final de rodaje y como algunos de ellos, se disponen por primera vez a votar en democracia.
Durante los 220 minutos de la duración de este documental, Jonás Trueba, nos presenta un mosaico muy interesante sobre la juventud española, no es muy distinta a generaciones anteriores, ahora disponen de mucha más tecnología pero de muchas menos oportunidades, pero los sentimientos siguen siendo los mismos que los adultos tuvimos en esa época de nuestra vida. Es una delicia recordar y observar, como tenemos las mismas inquietudes, el miedo a la soledad, la incertidumbre por el futuro, el posicionamiento político ante los problemas sociales, la importancia de la amistad, las primeras experiencias en el amor o la ternura fuera del ámbito familiar. El documental surge por el título de una canción de Rafael Berrio 'Quien lo impide', fallecido en el 2020 y a quien el director, dedica su película y se puede ver durante el concierto. Para estos chavales, como canta Candela en el concierto final del rodaje, es la respuesta a la pregunta de la canción ¿Quién lo impide? - Nadie lo impide. Todos ellos, por distintos factores, como la personalidad, educación, carácter y capacidades, les intentarán llevar por un camino hacia su vida adulta, pero son ellos los que elegirán su camino y decidirán como serán cuando llegue el momento, nadie lo va a impedir. Es muy interesante que haya una película como esta y sobre todo después de tanta polémicas durante la pandemia, donde se ha intentado banalizar y demonizar a la juventud enmarcándola en esos macro botellones, asociados a la violencia y la ignorancia. Mi agradecimiento a la Cineteca Matadero, por programar esta maravillosa película, tuve la suerte de asistir al estreno y en la sala, se encontraban algunos de los chavales que salen en el film.
Para Recordar: Sobre todo los momentos tiernos entre adolescentes, el amor, la amistad, la solidaridad. Todas las generaciones van a tener esos mismos sentimientos a esa edad, como los tuvimos nosotros.
Para Olvidar: Quizás sobra un poco metraje y Jonás hace un retrato de adolescentes que están bastante centrados, tienen sus aspiraciones, sus reivindicaciones. No se puede tratar como un retrato generacional de un país. Como dicen los propios adolescentes en la película, cada cual, es muy diferente. Es la experiencia de un espectro de 200 adolescentes.
Dinamarca (2020) 
España (2021)