Un par de hermanos mafiosos, emprenden un viaje a un pueblo cerca de Tokio. Ozaki, el mayor de los dos es un tipo demasiado excentrico, cosa que obliga a Minami (el menor) a tener un especial control sobre su congenere. Sin embargo, en uno de los arrebatos de Ozaki, Minami golpea demasiado fuerte a Ozaki y le causa la muerte. Contrariado por lo sucedido, el pequeño de los hermanos viaja hasta el pueblo más cercano para comunicar el fatal desenlace al patricarca Yakuza. Un bar de carretera en un pueblucho de malamuerte, es el primer sitio donde Minami encuentra un teléfono. Pero al volver de telefonear, el cuerpo de Ozaki ha desaparecido. Su misión será encontrarlo, cosa que no le será nada fácil. Un sinfin de despropositos le ocurriran en aquel lugar; aventuras de dificil calificación, que desembocaran en un final de imposible previsión.
Memorable este film del japones Takashi Miike. Recordandome continuamente al genial universo de David Lynch, este thriller lisergico, me llevo al delirio cinematográfico más profundo. Con continuas tramas subrrealistas, la acción principal se va construyendo desde el desconcierto puro hasta la linealidad absoluta. O no. Todo tiene sentido, pero nada parece real. Un desconocido en Europa, como es el actor Hideki Sone, borda el papel de hermano desconcertado y sumiso. Un principio policiaco, un desenlace de suspense y un final altamente erótico es el dificil cocktail que Miike mezcla para conseguir su mejor obra. 130 minutos que te harán pensar durante una semana.
Nota: 9,8
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