Nos encontramos ante un drama costumbrista de la alta sociedad donde por querer mantener un status social en la cúspide las elecciones personales no se pueden tomar con total libertad y se hace lo que se espera de cada uno y no lo que cada uno desea. Oliveria entreteje un entramado de personajes donde les dota de una personalidad propia y donde el diálogo precisamente no es el fuerte de la película, sino las imágenes, sensaciones, miradas, etc... De hecho el ritmo del relato es muy lento y hace que el espectador tenga que tener bastante paciencia para terminarla y los diálogos llegan incluso a rallar la petulancia, supongo que esa manera de hablar el director la adoptó para mostrar como se habla en la alta burguesía pero que le quita mucho interés a una película con un argumento e idea muy interesante. Desde luego no es un film hecho para modernos alternativos que luego se echarán el rollo en cualquier taberna hablando de que buena película vieron pero deja una sensación de que no se te va a olvidar con el tiempo lo que pasó con esos dos cuasi hermanos y lo amargada que era la criada que todo lo queria controlar, es como un cuento triste filmado en la realidad.
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