Pero todo esto se complica con la aparición de Anna (Naomi Watts, que mujer por Dios), una matrona que asiste en el parto a una joven que muere al dar a luz a una niña. Sin datos sobre el bebe, será un diario escrito en ruso la única pista para dar con la familia de la criatura. El problema surge cuando descubren que el diario, tras traducirlo, describe con detalle la violación de la que fue objeto la joven por parte del jefe de Mortensen, Semyon (interpretado por un Armin Mueller-Stahl más cabronazo que nunca)
La película avanza entre un retrato costumbrista de la mafia rusa londinense y la trama del origen del bebe. Sexo, drogas y mucha violencia campan a sus anchas por este film donde destacaría la escena del ritual de iniciación (con explicación de tatuajes incluida), y sobretodo la crudisima y brutal pelea en las duchas, para nada efectista pero cruda como pocas se han visto. Mortensen le echa unos cojones de acero en una escena sucia, cruda, animal y francamente intensa donde el 90% de los actores de su caché habrían exigido una reescritura de guión o le habrían dado de hostias al tipo de la iluminación por mostrar sus vergüenzas tan a la ligera.
En definitiva, "Promesas del Este" es una de las más interesantes propuestas de 2007, y a mi juicio una de las grandes olvidadas en los premios de aquel año. Pero claro, del tema de los premios mejor no hablamos, no cuando prefirieron darle el premio gordo al niño del 50x15 en vez de a un tipo que tiene un coche que se transforma en moto y que evita el tráfico tirando misiles. Eso si que es una injusticia.
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