Emiratos Árabes (2015)
Producción dirigida por Davis Guggenheim, ganador en el Festival de San Diego a mejor documental. Cuenta la historia de Malala, una niña del valle de Swat en Pakistán, una región prospera que en unos años cayó en manos de los talibanes y cambió la vida de los habitantes de esta región. Por aquel entonces Malala iba al colegio, su padre era profesor y le encantaba aprender a leer y le gustaba mucho estudiar para su educación. Los talibanes al principio dejaron la escuela abierta y prometían que no iban a interferir en la vida comunitaria, sino que los iban a defender contra los infieles y corruptos del gobierno. Pero con el tiempo, todo se fue radicalizando y según su interpretación del Corán, las niñas no tenían que ir al colegio, solo estar en casa con sus madres tapadas, para a una temprana edad, casarse y perpetuar la especie. Malala no quería dejar el colegio, allí estaba gran parte de su vida, su padre había abierto ese colegio, sus amigos y amigas estaban allí y a ella le encantaba ir. A pesar de las amenazas y hasta de los bombardeos que sufrían las escuelas por parte de los talibanes, ella no dejó de ir a sus clases, también fue informante para medios extranjeros de comunicación de lo que era su vida entre talibanes. Hasta que llegó el día que los talibanes atentaron contra Malala, recibiendo un tiro en la parte izquierda de la cabeza. Todos pensaron que había fallecido pero milagrosamente salvó la vida, desde Islamabad, la trasladaron a Londres y se pudo mantener con vida, el precio que pagó por ese disparo fueron las secuelas que tiene, ahora mismo parte de su cerebro está muerto y no puede tener la movilidad y agilidad mental que cualquier persona. Aún así, ahora ya desde Inglaterra, Malala sigue con su lucha, que todo niño o niña reciba una educación en cualquier parte del mundo.
Malala se ha convertido en uno de los grandes iconos de este siglo, representa la lucha por los derechos de la infancia y por su increíble historia ha recibido el Premio Nobel de la Paz, siendo la persona más joven en recibirlo. El documental, como se podía esperar, se centra en la figura de esta adolescente que ahora tiene 17 años, muestra su lado humano, por ejemplo, como se avergüenza cuando tiene que hablar de chicos, citas y como le gusta el físico de Roger Federer, también muestra sus dificultades en su aprendizaje debido al atentado y a ese fatal disparo que recibió. Vemos a su familia y como ha cambiado su vida de cuando vivía en Pakistán y ahora reside en Birmingham. Para ilustrar su historia, en algunos tramos de la película, se usa animación que no me termina de convencer, simplemente hubiese sido suficiente con los testimonios de Malala y su familia. A destacar que no todo el documental es una oda complaciente a nuestra protagonista, también hay cabida a las críticas por el excesivo protagonismo que a veces ha tenido en los medios, hay muchas niñas más que han tenido historias incluso peores que Malala, pero ella se ha convertido en un personaje público y en un icono para hablar de la educación para la infancia y lo nocivos que son los talibanes con su fundamentalismo religioso. Es un buen documental que te permite acercarte a la figura de Malala, una niña muy tímida y valiente a la vez que quiso enfrentarse a la barbarie y que casi lo paga con su vida.
Para Recordar: para formar personas y ciudadanos cívicos, en contra de todo fundamentalismo religioso, la educación es la base, por eso lucha Malala, un icono como en su día fue Martin Luther King para los derechos de su raza.
Para Olvidar: hay cierto buen rollismo y posturas políticamente correctas en Malala y su familia que les ha traído alguna controversia. Aún así su lucha en Pakistán contra los yihadistas es admirable. Para nada empaña su cruda historia.
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