Adrián Doria es un ejecutivo en la cima de su carrera profesional que se divierte con su amante a espaldas de su mujer. Le gustaba tenerlo todo bajo control y se jactaba de ser un tipo perfecto. Sin embargo, en una fría carretera de Cataluña un 'contratiempo' truncara momentáneamente las aspiraciones del empresario. Un ciervo, que se cruzó repentinamente en su camino, le hizo cambiar el rumbo de su automóvil, con tan mala fortuna que embistió a otro coche conducido por un joven. Claramente se trataba de un crimen involuntario, pero ni Adrián ni su amante estaban dispuestos a cargar con la culpa por algo que ocurrió azarosamente. Se deshacen del cadáver y continúan como ni nada hubiese ocurrido. Una vida de ensueño que se perturba cuando alguien parece saber algo de aquel incidente. Ese 'alguien' los cita en un aislado hotel para, aparentemente, chantajearlos. Todo dará un giro de 180º cuando Adrián aparezca inconsciente en el suelo y su pareja muerta, aparentemente, por obra suya. El directivo tendrá que recurrir a toda la pericia de sus abogados, concretamente a la de una preparadora de testigos recomendada por su más fiel picapleitos. Para poder ganar el caso, la experta deberá conocer todos los detalles de lo que pasó aquella noche. Una noche en la que nada esta claro, y lo que pareció un accidente, se irá tornando en una oscura trama urdida por el ejecutivo (o no).
Producción española de 2016 que ha resultado ser una grata sorpresa digna de estar entre nuestras piniculas. Este thriller de suspense cuenta la historia de un crimen involuntario que deber ser clarificado a través de diferentes puntos de vista. Al más puro estilo Kurosawa, el director irá moldeando la historia para adaptarla a las versiones planteadas por los protagonistas. Todo ello para mantener la tensión y la intriga hasta el final. Un final que puede decepcionar un poco al espectador más observador. Con esto no quiero quitarle ni un ápice de mérito al original y valiente planteamiento del realizador. En diferentes pasajes iremos viendo como, de manera precisa, las situaciones van evolucionando de forma trepidante para crear una trama robusta y creíble que cambiará cualquier percepción inicial sobre la historia. Una historia que se ve reforzada por la aportación de los secundarios más veteranos: Coronado y Ana Wagener. La parte negativa del film vendrá de mano del flojo dueto protagonista, que nos hará difícil meternos en la piel de unos potenciales criminales que, a juzgar por sus interpretaciones, no serían capaces de matar una mosca.
Nota: 8.1
Para recordar: La habilidad del director de jugar con los personajes y, al mismo tiempo, manipular las sensaciones del espectador.
Para olvidar: ¿Por qué Mario Casas parece un actor cómico venido a menos en todas las películas dramáticas que protagoniza?
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