Singapur (2013) Producción dirigida por Anthony Chen, ganadora de la cámara de oro a mejor ópera prima en el Festival de Cannes. Nos adentramos en el Singapur de los años 90s, allí vive una familia de tres miembros, el padre Teck, la madre Hwee Leng y el hijo Jiale, hay un cuarto miembro que ya está en camino, Hwee Leng está embarazada y como ambos adultos trabajan, deciden contratar a una muchacha de Filipinas para que ayude en las tareas del hogar y a cuidar al joven Jiale, un muchacho bastante complicado y alborotador. La elegida para este trabajo es Terry, una buena muchacha que ha emigrado hasta Singapur dejando a su niña de apenas un año con su hermana. Terry lo tiene todo en contra para este trabajo, la madre la trata con desdén y superioridad por su condición de inmigrante, incluso le quita el pasaporte para que no pueda escapar y le da un día al mes de descanso. Con el padre la relación es de indiferencia mutua y con Jiale es un infierno, le hace la vida imposible a nuestra protagonista acosándola, riéndose de ella y haciendo todo tipo de travesuras para ponerla en peligro. Pero poco a poco Terry se va ganando al muchacho con cariño y comprensión, le va poniendo límites dentro de un diálogo y con mucha paciencia Jiale se va comportando mejor y le tiene aprecio a Terry, hecho que despierta los celos de la madre y le pone en otro aprieto a nuestra sirvienta. Durante la época donde está contextualizado el relato hay una fuerte crisis que azota el país y esto se ve reflejado en ambos miembros del matrimonio. El padre pierde su trabajo que aunque no se lo cuenta a su familia, Terry lo descubre y le hace prometer el padre que guarde el secreto. La madre se dedica a realizar un expediente de regulación de empleo, su misión es despedir a parte de la empresa. Vemos los dos lados de una crisis que ahora ya no solo afecta a las clases bajas, la clase media con formación y estudios ya no está a salvo del desempleo.
Un relato que engloba lo social y lo familiar que trata de muchos temas de una manera sosegada y calmada. Primero pasando de puntillas se trata el tema de la inmigración, de como la gente huye de sus hogares por la miseria en busca de un futuro mejor y tiene que aguantar unas condiciones ilegales e incluso humillantes para salir adelante, no hace mucho hincapié el director en este tema, prefiere darle a la protagonista más decisión y que supere esas barreras para seguir creciendo como persona. Después abordamos las tensas relaciones familiares que todo núcleo actual puede tener, la difícil convivencia matrimonial, los problemas en el empleo, la crianza de los hijos y la soledad que sufren por parte de sus padres, delegan en otras personas desconocidas esas tareas. Por último abordamos el contexto de una crisis que ya en el siglo XXI es global a nivel occidental, núcleos familiares acomodados con todo tipo de bienestar de repente lo pierden porque sus miembros adultos pierden el empleo, ya no se puede seguir con el ritmo de vida que anteriormente se llevaba, hay que pagar una vivienda y muchos gastos pero no entran ingresos. La primera reacción es el miedo y la inseguridad, algo que ya se suponía por hecho, ahora hay que replanteárselo para conseguir otra solución, siendo más mayor y con muchos más compromisos adquiridos. Mientras que Terry sin apenas nada y dejando a su hija en otro país va saliendo adelante, la familia Lim se va derrumbando poco a poco. Una película muy interesante, reflexiva y que te cuenta algo que te suena muy familiar, que ya conoces y te lo relata en 100 minutos, siendo su primera película, promete mucho este director. Retratar la cotidianidad es algo muy complicado, habrá que seguirle la pista en próximas producciones.
Para Recordar: aunque existan muchos tipos de dramas familiares siempre se pueden arreglar y capear mediante el cariño y la comprensión, en este caso, quien pone todo eso es la sirvienta.
Para Olvidar: el egoísmo imperante en los núcleos familiares en los países capitalistas, la productividad de las personas muchas veces esconden miserias y tragedias personales que las tenemos al lado y ni nos damos cuenta.
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