Un impecable pasante de arte, Virgil Oldman, amasa su inmensa fortuna gracias a su reputación como tasador y subastador de antigüedades. Las galerías se lo rifan y su agenda esta repleta de por vida. Sin embargo, hay una extraña clienta que esta dispuesta a hacer lo que sea para hacerse con sus servicios. Y la manera más sutil de conseguir eso es haciéndole participe de un misterio. Primero le da plantón y luego no quiere mostrar su cara. Con la excusa de tasar una vieja mansión familiar, finalmente consigue contratar al experto. La mujer dice padecer agorafobia y por eso no puede ver a Virgil cara a cara. Un Virgil que no es tan profesional como aparenta y que de vez en cuando se hace con obras maestras de manera fraudulenta gracias a su posición de ventaja. Pero eso pocos lo saben, ya que Oldman es muy meticuloso en todo. Por eso sorprende que se deje llevar de una manera tan fácil por la extravagante dueña de la mansión. Poco a poco, la barrera personal se va traspasando y el tasador, solterón empedernido, se enamora de la mujer y se va metiendo en el rol de amante salvador. Aunque quizás el que necesite ser salvado es el protagonista, sobretodo cuando descubra el fondo de aquel intrigante trabajo.
Sorprendente film que encontré por casualidad navegando por IMDB. El italiano Guiseppe Tornatore, que alcanzó la gloria con Cinema Paradiso, se aventura con un thriller de suspense rodado en inglés. Mezclando la ironía y la cuidada escenografía del cine italiano con la contundencia del misterio más actual, Tornatore consigue un cocktail de lo más interesante, donde el espectador estará en ascuas hasta el final. Un final que se acerca peligrosamente a la pastelada latina, pero que remonta el vuelo en un desenlace, que, aunque algo predecible, no deja de ser muy original. Una oda al arte y al mundo intelectual, donde nada es lo que parece y la codicia siempre prevalece en un mundo frío, como es el de la compra-venta de obras de arte. La belleza no tiene nada que ver con el dinero y el amor no existe cuando lo etéreo se hace material. Una gran pieza para quebrarse la cabeza.
Nota: 8.8
Para recordar: Por supuesto, la enana.
Para olvidar: El romance enfermizo que casi se carga la impecable trama.
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