Klaus

Spain (2019)

Jasper es el típico “niño pijo” que vive sin dar un palo al agua y quiere que esto siga así para el resto de su vida. Su padre, un rico empresario del mundo postal, se apena de que el muchacho tenga tan pocas expectativas de futuro y se empeña en que las pase canutas para que aprecie lo que tiene. Su última idea es una genialidad: mandar a Jasper a trabajar de cartero a una olvidada isla del norte de Europa. Un islote habitado por unos paletos que solo piensan en pelear debido a rencillas ancestrales. Toda una pesadilla para el delicado muchacho que no le queda otra que ponerse a kurrar. Una de sus primeras “misiones” será entregar una carta a un hostil anciano que vive recluido en las montañas, el viejo Klaus. Un leñador, otrora fabricante de juguetes, al que no le gustan las visitas. Pero Jasper es cartero y, si quiere que su padre le vuelva a dejar entrar a su lujosa mansión, debe conseguir enviar un número elevado de cartas. Se le ilumina la bombilla al ver la colección de muñecos llenos de polvos que guarda Klaus en el desván. Se le ocurre que los niños podrían escribir cartas para pedir regalos. La idea se esparce como la pólvora y todos los pequeños de la comarca se ponen en contacto con el tandem Kalus-Jasper para obtener sus presentes. Todo marcha viento en popa hasta que los padres, inmersos en un odio irracional, les quieren arrancar su ilusión de golpe. Algo que no puede pasar cuando la inocencia y el cariño es lo único que hay en el corazón de esos niños.

Película de animación, alabada por público y crítica, que ha sido la revelación del 2019. Si obviamos los dolares de Disney y sus películas repetitivas y manipuladoras hechas a golpe de talonario, Klaus es posiblemente la que más éxitos ha cosechado desde su estreno con 8 premios y 18 nominaciones. Su impecable realización, su temática global (sobre el archi-conocido Santa Claus) y su delicada historia, han hecho de esta pieza española de animación alternativa un clásico instantáneo que ha cosechado más premios fuera que dentro de España. La originalidad de la trama y el planteamiento directo, sin cancioncillas noñas cada 2 por 3 (aunque alguna cae), la hacen apta tanto para adultos como para mayores. Por supuesto también tiene una moraleja, quizás más profunda de lo que parece, dedicada a la diversidad de la raza humana y contra el racismo y el odio. En definitiva, una película para disfrutar, solo o en compañía de los más pequeños, que ha lanzado un guante en toda la cara a las multinacionales anglosajonas de animación.

Nota: 7.6

Para recordar: La pequeña indígena que emociona sin necesidad de entender lo que dice.
Para olvidar: Que se haya tenido que globalizar tanto la historia para poder venderla fuera de España (lo cual le habrá dado pingües beneficios a los productores)


Para mas info, haz click aqui.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.