Margaret Ford es una exitosa sicóloga que triunfa tanto en su profesión como en su faceta literaria. Sin embargo, Maggie no es feliz y esta muy estresada con su trabajo. Esta cansada de ser un modelo para todos y desea sentirse “sucia” por una vez. Es entonces cuando el azar le hace conocer a Mike, un tunante timador que la atrae con su verborrea y su mundo truculento de de delitos y dinero fácil. En uno de los “negocios” de Mike, Margaret se ve completamente involucrada, hasta el punto que corre el riesgo de acabar entre rejas. Aunque no hay nada que el dinero no pueda solucionar, y eso es algo que a la Dra. Ford le sobra. Cuando todo parece perdido, Mike le propone un trato más que oscuro y que pondrá a prueba la entereza y la inteligencia de la ingenua doctora.
Siguiendo con mi “inmersión” por los thrillers ochenteros, llego a mis manos esta extraña película mezcla de suspense y romanticismo casposo, con el mundo del timo de trasfondo. Obviamente, tal amalgama de elementos, despertarán en el espectador el interés más insano, ya que en ningún momento sabes como va a terminar la cosa. Y esto es algo de agradecer, ya que tal originalidad en una atmósfera de finales de los 80 puede resultar muy gratificante y refrescante en el actual panorama cinematográfico post-covid donde solo las estridentes superporducciones de Hollywood sobreviven en las azotadas salas de cine. Casa de Juegos pretende ser un film de misterio y crimen, pero se va convirtiendo en una historia de amor y desesperación donde la perfecta protagonista va perdiendo los papeles y va mutando a un delincuente de la peor calaña: aquel que tiene un estatus y un reconocimiento social muy alto. Los personajes están muy bien desplegados, cada uno con sus matices que iremos descubriendo a lo largo de la historia. Una historia que todos intuimos como puede acabar, pero que el director consigue soprender a base de forzar un poco la explicación de la historia. En definitiva, un aceptable thriller negro, para los que necesiten algo diferente.
Nota: 8.2
Para recordar: El timo de la transferencia que no llega; manipulación sicológica a prueba de loqueros.
Para olvidar: La “incursión” final de Margaret en el antro de Mike. Muy forzada toda la escena.
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