A modo de documental que es la especialidad de Isaki nos cuentan dos historias de sentimientos universales que son la música y la familia. La primera parte (La voz de Isra) nos parece una historia más cercana donde observamos la sensibilidad y el egoísmo de un niño que su única salida de la isla podría ser el cantar flamenco, el sueña con salir al extranjero como a Marbella o Barcelona pero el flamenco requiere de un estado de ánimo que ahora mismo no tiene a pesar de su gran talento. En la segunda parte (La voz de Makiko) se nos muestra una historia de la intención de los adultos de alcanzar nuestros sueños dejando muchas cosas por el camino a las que debemos renunciar. El nexo de unión entre estas dos voces es un pescador japonés que lleva mucho tiempo en San Fernando, un personaje solitario que ya renunció hace mucho a su familia por llevar un estilo de vida al lado del mar. Es una película muy bonita, con una gran banda sonora de cantaores flamencos y que me hace pensar y resistir mi idea de que en el cine español hay verdaderos oasis de calidad.
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