Duro retrato el que nos propone Moodysson acerca del comercio de niños para el sexo, de hecho la película está dedicada a ellos, cuando crees que a Lilja peor no le puede ir pues resulta que más se adentra en el pozo, el director no da tregua y retrata una historia que perfectamente puede darse en la realidad. A pesar de lo cruento del relato hay momentos para la ternura como cuando en una escena muy bonita Lilja le regala al pequeño Volodja un balón de baloncesto por su cumpleaños para que pueda jugar, los dos fantasean con un mundo mejor donde a ellos les pueda ir bien pero en ciertas zonas de la europa post comunista los niños no juegan y la promesa de un futuro mejor en la europa capitalista es aún peor pesadilla que la que se vive en Rusia. Quiero destacar las interpretaciones de los dos protagonistas de la película, ambos primerizos, Oksana Akinshina como Lilja y Artyom Bogucharsky como Volodja. Moodysson enfoca el relato a modo de elipsis donde el principio de la historia es a su vez el final de la película, todo ello aderezado con un tema de Rammstein para redondear un producto altamente recomendable.
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