Irán (2001)
Producción dirigida Majid Majidi, ganadora del festival de Montreal y de Gijón. Lateef es un adolescente iraní que trabaja en la construcción, aunque él no pone ladrillos, él se encarga de la cocina para dar té y comida a los trabajadores de la obra, en ella hay mucho refugiado afgano que trabaja ilegalmente con un precio de coste mucho más barato que si contratas a iraníes. Uno de estos refugiados tiene un fuerte golpe por una caída y tiene que ser llevado al hospital sin decir lo que le ha pasado. Su pronóstico es una pierna rota y no puede ir a trabajar, su única esperanza para que la familia siga subsistiendo es que su hija mayor vaya a trabajar a la obra, pero al ser mujer tendrá que camuflarse como hombre y no se den cuenta de su género. Al principio Baran (la hija) lo pasa muy mal porque no tiene fuerza suficiente para desempeñar tan duro trabajo y casi es despedida, pero el dueño de la obra (Memar) se apiada y le da el trabajo de Lateef para que pueda llevar un sueldo a casa. A Lateef le sienta fatal su cambio de rol porque ahora tiene que poner ladrillos y odia a Baran que en la cocina hace un trabajo estupendo y es felicitada por todos los trabajadores de la obra. Lateef descubre que su compañero tan endeble es una mujer y su perspectiva cambia, quiere ayudarla a mantener su secreto por lo perdidamente enamorado que está de ella. Los problemas surgen con las inspecciones y la condición de refugiada y de mujer que tiene Baran, pero ahí siempre estará Lateef en todo lo que necesite. ¿Será suficiente para que salgan adelante ella y su familia?
Siempre se ha tachado a los espectadores que ven cine iraní de culturetas modernos gafapasta que ven este tipo de relatos por tirarse el pisto, pero la historia que se cuenta en esta película precisamente no es una modernez y es una clara denuncia de la condición machista de una sociedad islámica y la terrible situación de los refugiados en otro país, como se aprovechan de ellos y son explotados. El film tiene varios puntos fuertes como el buen trabajo de los actores, Baran (interpretada por Zahra Bahrami) no tiene ni una sola frase en toda la película, sus expresivos ojos lo dicen todo y hace un gran papel, su compañero Lateef (Hossein Abedini) no está a su nivel pero logra salvar el complicado personaje que tiene y hace creíble esa historia de amor que tiene hacia la protagonista. El ritmo de la película es bueno, no te aburres en ningún momento y la ambientación está muy bien lograda. Otro punto a fuerte son los secundarios, el jefe de la obra Memar, siendo un hombre aprovechado, sabe ceder en algún momento y humaniza su personaje. Creo que el relato es un gran acierto de este director que habrá que seguir en sus producciones, ya que construye un buen guión y hace un buen trabajo con sus actores. Un film muy recomendable que te acerca a una realidad muy cruda.
Para Recordar: El bonito amor que siente Lateef por Baran, hace todo lo que está en su mano por ayudar a la refugiada afgana y su familia, incluso perjudicándose a sí mismo, una historia muy bien narrada, con un ritmo nada pausado que hace que creas que no siempre el cine iraní pueda ser un tostón.
Para Olvidar: Las condiciones infrahumanas en que viven los refugiados, trabajando ilegalmente y no siendo tratados como personas, que luego uno tenga que escuchar a nacionalistas decir que fuera extranjeros porque nos quitan el trabajo hace que te hierva la sangre.
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