Israel (2013)
Producción dirigida por Ari Folman, basada en la novela de Stanislaw Lem. Fue mejor película de animación europea en el año 2013. Robin Wright fue una prestigiosa actriz a los 24 años, joven y bella, los estudios se la rifaban para que hiciese sus películas. Ahora ya rozando la cuarentena lleva ya varios años retirada, dedicándose a sus hijos, en especial de Aaron que necesita cuidados médicos. Es por esto que Robin necesita dinero y se plantea volver a ser actriz. Pero ahora ya no tiene ofertas, ya no es tan joven como cuando tenía 24 años y su nombre ha caído casi en el olvido. A través de su representante Al llega una oferta, un último trabajo como actriz, dejarse digitalizar en los estudios Miramount para que con ese material puedan hacer los estudios las películas que ellos quieran, a través de la digitalización tiene que mostrar sus emociones, la sonrisa, la alegría, el lloro, la tristeza, etc. Con esas imágenes podrían hacer un montón de películas, algunas con ella de protagonista e incluso puede hacer las promociones de dichos films. Por el trabajo sería muy bien pagada y el público siempre la recordará joven, no como cuando comenzó, pero aún mantiene su belleza. En este último trabajo entraría en una cúpula para poder digitalizar todo su cuerpo y sus emociones, así podrá retirarse definitivamente para poder cuidar a Aaron, a cambio tendrá que ceder para siempre su imagen a los estudios de cine. Tras realizar la digitalización, Robin es invitada a un congreso, en él se verá cómo es ella en el futuro, su imagen real, pero también se podrán observar las películas que han hecho con el trabajo de la digitalización bajo la cúpula, la realidad y la ficción se mezclan en este peculiar congreso.
El director de la gran producción Vals con Bashir Ari Folman nos sorprende con este relato de ciencia ficción donde la primera parte está rodada con actores reales y una segunda parte de animación que es donde transcurre el congreso. Una historia brillante acerca de la obsesión del ser humano por mantenerse joven, cuando se supone que uno está en la plenitud de su vida. Esto no pasa inadvertido por la industria cinematográfica que nos intenta vender siempre esa idea, muchos guiones y tramas están orientados hacia el público más joven, el que más consume. Una bella y madura Robin Wright que hace de sí misma ya casi no es apta para el cine, en dos o tres años ya no le llegarían guiones porque es mayor, por eso es el momento de digitalizarla y que el público siempre la recuerde joven, aunque ese mismo público vaya envejeciendo. Por eso es una historia tan interesante y fascinante a la vez, con la elección de Robin Wright como protagonista y el despiadado Harvey como el representante Al, aciertan de pleno, Robin Wright es la candidata perfecta para esta historia, una mujer que ya ha entrado en la madurez pero que es preciosa, su interpretación además es muy acertada. No soy muy dado al género de la ciencia ficción porque no es de mis favoritos pero este relato es totalmente recomendable e interesante, habrá que seguir las futuras producciones de Ari Folman porque sus películas son de gran calidad, ya no es una promesa, es una realidad.
Para Recordar: lo increíble de la historia, digitalizar a una persona para que pueda seguir trabajando lo que sería su holograma. Un relato de ciencia ficción con actores muy acertados como Robin Wright y Harvey Keitel. Impecable producción.
Para Olvidar: los últimos 20 minutos de la película son muy enrevesados y complicados, no sé si el director quería una moraleja o qué pretendía, no me quedó nada claro.
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