(Especial BFI)
En una aldea de la República Checa el tiempo parece detenerse. Todo sigue igual que antaño: el viejo alcalde, los viejos oficios y, como no, los cuentos para asustar a los niños. En busca de ese pasado, Eliska acude con su hija a la casa de su marido, fallecido recientemente en extrañas circunstancias. La vida de la mujer no ha sido nada fácil desde entonces; de hecho todavía no ha contado la verdad a la pequeña Anetka, que ha empezado a sospechar que algo terrible ha ocurrido. Mientras tanto los vecinos, apenados por la situación de la madre viuda, intentarán ayudarla a su manera. Aunque en algunos casos, la ayuda no será demasiado 'eficaz', como en el caso de la anciana mujer del alcalde que insiste en decir que una bruja vendrá a llevarse a Anetka. Deben evitar esta situación de cualquier forma. Eliska esta asustada y lo único que quiere es que la vieja desaparezca de sus vidas. Es una loca desquiciada y lo único que logró es asustar a la niña. Mentira o verdad, el caluroso verano de la villa se volverá un verdadero infierno cuando un ente real o imaginario acude a la casa de la recién llegada. ¿Paranoia o realidad? La incertidumbre se ha apoderado de la vida de las mujeres, aunque lo que si parece tener sentido es que Anetka corre un grave peligro.
Mi debut en el BFI Festival de 2016 fue esta pieza Checa proyectada en el Instituto de Arte Contemporáneo (ICA) La película a medio camino entre el cine costumbrista y el terror más primigenio, pienso que no dejará satisfecho a ninguno de los seguidores de estos géneros. Si bien la ambientación es exquisita, reflejando el entorno rural de un pueblecito checo, con sus gentes humildes y llanas, sus preocupaciones y sus leyendas, la historia principal carece de peso y desemboca en una paranoia de difícil explicación. Una bruja que solo aparece al atardecer, una anciana que podría ser una asesina y una madre desesperada que parece sucumbir al asfixiante calor del verano en la República Checa. Todo esto aderezado con unos buenos sustos que hacen temer lo peor pero que al final solo serán 'balas de fogueo'. Una arriesgada apuesta difícil de digerir y que solo será del agrado del cinéfilo más aguerrido que sea capaz de analizar el conjunto, que, en definitiva, retrata un aspecto poco conocido de la sociedad del este de Europa.
Nota: 7.0
Para recordar: El chapuzas y su mujer a la hora de la siesta.
Para olvidar: El poco peso que adquiere la historia de terror.
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