El sopechoso

(1944)

Philip Marshall es un londinense modélico que lleva una vida aparentemente envidiable. Con una familia consolidada, una casa en un barrio rico y un trabajo estable, es admirado en todo el vecindario. Sin embargo, esta admiración es fruto de la ignorancia pues el pobre Philip es humillado una y otra vez por su esposa, la deplorable Mrs. Marshall que hace que la vida de su marido sea un auténtico infierno. Sin más solución que el divorcio, el desdichado protagonista no tiene valor para tomar esa decisión considerada como terrible a principios del siglo XX. Pero no aguanta más, sobretodo cuando conoce a la dulce Mary, una señorita agradable y que le trata como un ser humano. Esta es la gota que colma el vaso y esto le da fuerzas para romper su matrimonio; Mrs. Marshall sospecha algo y, sin aceptar la opción de separarse, le amenaza con difundir mentiras para enterrar la reputación de su esposo. Philip no es mal tipo, sino todo lo contrario, pero esta sometido a una situación limite al lado de una persona que le ha privado de todo y que ahora, además, le quiere alejar de una segunda oportunidad para encontrar el amor. Ante esta situación, nada hay que perder y tomará la más temible de las decisiones. Pero no le importa, ni siquiera los remordimientos le afectan. Ahora empieza a saber lo que es la felicidad y ve la luz al final del pozo. En cierto modo el señor Marshall se ve como un justiciero local. Algo que no piensa el inspector Huxley, que quiere llegar por todos los medios al fondo de este oscuro caso.

El genial director alemán Robert Siodmak, filmó en 1944 una de las mejores películas de cine negro que he visto y que hoy tengo el placer de comentar. Con su maestría habitual, el realizador prepara una trama de suspense dramático que nos mantendrá en tensión durante la hora y media que dura la pieza. No le falta detalle a este 'El Sospechoso', desde el punto de vista creativo: momentos de misterio al más puro 'estilo Hitchcock', drama rotundo cuando se analiza la existencia de Marshall y el constante dilema moral de decidir si el el protagonista merece ser castigado o no. Y es en este último punto donde Siodmark alcanza la excelencia; sin juzgar en ningún momento los crímenes evidentes de Philip, el director nos plantea un ejercicio reflexivo que pondrá a prueba los valores de la justicia. Será el espectador el que deberá decidir si este 'sospechoso' de cuyas acciones hemos sido testigos en primera persona, ha de ser cazado o por el contrario, la policía debería ignorar los asesinatos de gente claramente despreciable. Cada uno que tendrá su propio criterio y esperará un desenlace distinto. Sin embargo, el final ideado por Robert S. estará alineado con la clase que desprende el resto de la trama.

Nota: 9.4

Para recordar: La elegancia con la que el inspector trata a un hombre que se ha visto forzado a quebrantar la ley, pero que ni de lejos es un delincuente.

Para olvidar: Las películas de los 40 deben ceñirse a unos estereotipos muy cuadriculados. De todas formas Robert Siodmak es un experto en romper clichés.


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