México (2013)
Producción dirigida por Claudia Sainte-Luce, premio especial del jurado en el Festival de Gijón y mejor ópera prima en el Festival de La Habana. Claudia es una joven que vive absolutamente sola, trabaja en un supermercado y vive en una casa de mala muerte. Su vida es de lo más aburrida y simplemente sobrevive en un ambiente gris en industrial. Durante su turno en el supermercado sufre una apendicitis y no sabe ni como actuar. Al final de tanto dolor acaba ingresada en el hospital y la operan. Su compañera en la habitación después de operada es Martha, una mujer con sida, al parecer infectada por su marido, ya fallecido. Martha tiene cuatro hijos que la acompañan, Alejandra, la mayor, de temperamento duro pero noble y acomedida, Wendy, muy ansiosa y más bien desocupada, Mariana, preadolescente en plena neurosis por su imagen y próximo despertar sexual y Armando, tímido y tierno. Martha está fascinada por la soledad de Claudia y le ofrece vivir con la familia para que no esté sola y también porque le vendrá bien la ayuda con sus hijos, aunque su propósito es meramente altruista. Al principio los hijos de Martha no saben y no entienden porque vive allí Claudia con ellos, pero poco a poco se va realizando la integración. Martha cada vez se va encontrando peor debido a su enfermedad y conforme avanza la trama, descubrimos que sus hijos son de padres diferentes, de ahí alguna de las rencillas sobre todo entre hermanas. El final de Martha está cerca y aunque Claudia siempre amenaza con marcharse, esta va a ser su nueva familia y le tendrá un cariño y aprecio especial para siempre a Martha y a sus hijos.
Por fin encontramos una película venida desde México que no es una trama en la frontera con EEUU por inmigración o sobre narcotráfico. Esta tragicomedia es un soplo de aire fresco donde hay un buen guión y una brillante labor de los actores del relato. Parece ser que la película está basada en parte de la vida de la directora y sin duda lo plasma con bastante veracidad, aunque al principio no te creas mucho que una persona que conoces en el hospital, la vayas a invitar a vivir contigo. Pero Martha es todo un personaje que la actriz Lisa Owen hace que te lo creas. Luego con algunos grandes diálogos y buen ritmo no hace que te aburra la historia, consigues una película que recuerdas y te invita a la reflexión. Se nota que la directora ha visionado mucho cine indie procedente de EEUU, tanto la estética como la música, te recuerda a obras como Pequeña Miss Sunshine o Juno. Sin llegar al nivel de estas dos grandes películas pero que te deja con ganas de ver las próximas producciones de esta directora. Recomendable para amantes del cine independiente.
Para Recordar: la humanidad de Martha con Claudia y sus hijos. La soledad de Claudia y su posterior integración en la familia.
Para Olvidar: el final con la muerte de Martha y un homenaje que me parece un tanto ridículo.
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