USA (1991)
Bob Wiley es un excéntrico paciente que es transferido al reconocido psiquiatra, Dr. Leo Marvin. Un médico en la cúspide de su carrera, que está totalmente seguro de poder curar a Bob, un tipo lleno de manías y de inseguridad. Y no tan solo eso, Bob es lo que llanamente se conoce como un “pesado”. Pero Marvin no es consciente de ello y piensa que puede librarse de su deber durante sus merecidas vacaciones. Nada más lejos de la realidad, ya que Bob lo perseguirá y se integrará como uno más de la familia. Poco a poco irá acabando con la paciencia del taimado doctor, a la vez que despertará el cariño de todos. La típica charlatanería médica no parece funcionar con Bob y, de manera inconsciente, este logrará formar parte de la vida de Leo, a la vez que Leo perderá completamente la suya.
Desternillante comedia ochentera (aunque ya en los 90) donde se puede disfrutar de Bill Murray en estado puro. Una sucesión de inteligentes situaciones imposibles, donde el bueno de Bob hace salir de sus casillas al protagonista médico. Un psiquiatra que, mediante los típicos consejos genuinos, como “primero un paso”, intenta curar a todos sus pacientes. Es aquí donde vi una divertida crítica a todas esas frasecitas motivadoras que nos dan los “gurús” que salen en las charlas TED. Estoy muy cansado de ellas y esta película se burla de una manera muy elegante de toda esa charlatanería. Si bien no podemos decir que el guión es complejo y rotundo, si es cierto que la película logra su objetivo con una trama bien hilada y, sobre todo, con unas situaciones graciosisimas que hacen reír al publico ansioso de humor inteligente.
Nota: 7.8
Para Recordar: Bob en la entrevista
de Leo.
Para Olvidar: El guión es bastante simple.
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