Producción surcoreana del año 2005 dirigida por Kim Ki Duk, director del cual ya hemos comentado alguna de sus producciones como Hierro 3. Un viejo pescador vive en su barco con una muchacha que encontró cuando tenía 6 años, los dos comparten la vida en el barco y se tienen un cariño mutuo. El pescador espera impacientemente a que la niña cumpla los 17 años para poder esposarla y que sea su mujer. Para defenderse de los demás pescadores que acuden a su barco a pescar y que molestan a la muchacha utiliza su arco, que también le sirve para adivinar el futuro y como instrumento musical. La llegada de un joven universitario trastocará los planes del viejo pescador.
Como toda película de este director el diálogo brilla por su ausencia y se centra más en los gestos, en las imágenes tan bellas como impactantes, de hecho es significativo que el personaje de la muchacha se tire todo el metraje sin decir una sola palabra. Los ojos de los protagonistas nos dicen todo, los celos del hombre viejo, la inocencia de la niña o la comprensión del joven enamorado de la muchacha. Una buena idea que se queda en una obra menor de este director porque la película no llega al nivel poético de otras producciones como Primavera, Verano, Otoño, Invierno y Primavera... Sin embargo una propuesta interesante que debería ser tenida en cuenta para el aprendizaje de la cotidianedad y que en este momentos las ideas más innovadoras nos vienen del cine oriental.
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