Londres. Año 1998. Cuatro raterillos de poca monta, se ganan la vida robando minudencias. Uno de ellos, jugador empedernido, decide echar el resto en una partida de poker contra un mafioso local. El mafioso le engaña y le hace perder una cantidad ingente de dinero. En una semana deben reunir 500.000 libras o serán hombres muertos. Paralelamente un par de landronzuelos deben robar unas armas viejas para el mafioso. Todo se complica aún más, cuando nuestro cuatro protagonistas deciden conseguir el dinero robando a la banda del mafioso. Un enredo asombroso que termina de la forma más original.
Grandiosa. Guy Richie se doctora con este relato fresco y desenfadado que gira entorno al crimen organizado. Un orden mas parecido a de Mean Streets que al del Padrino. Situaciones imposibles que se hacen creíbles conforme va avanzando la trama. Accion y violencia, se mezclan con una ironía característica de este director. A medio camino entre Brian de Palma y Tarantino, el resultado es este magnífico film que te mantiene en vilo durante los 107 minutos del metraje original.
Nota: 9,1
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