Una solitaria mujer esta pasando por una crisis de pareja; sola con su hija, decide irse a casa de una compañera de trabajo. Ambas son médicas y la relación entre ellas es aparentemente excepcional. Sin embargo, en la casa donde conviven pasan cosas raras. La niña se despierta a media noche sobresaltada y son continuos los ruidos inexplicables. Además, la dueña cada vez se muestra más cercana y el delgado hilo que separa la amistad y el amor, se rompe poco a poco… El sinsentido toma forma, hasta llegar a un final que nadie espera.
La culpa, es la aportación de Ibáñez Serrador a la miniserie que el mismo coordina. Siempre es de agradecer que este buen director vuelva a ponerse detrás de la cámara. En esta ocasión, nos sorprende con una visión del terror de lo más racional. Todo lo extraño se vuelve normal; todo tiene una explicación. En un elaborado juego de tensión y distensión, Serrador consigue desmitificar todos los clásicos dogmas del género. En resumen, una original propuesta, con una particular interpretación del suspense, que, a mi entender, no se acerca a la tremenda intensidad de los otros títulos de la serie.
Nota: 7,7
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