Whisky, en esta producción de un país donde apenas se producen películas, no se refiere a la bebida destilada de la cebada sino a las apariencias y a la hipocresía que existe cuando nos sacamos una foto preparada y decimos whisky para poner una sonrisa que no nos sale del corazón. La película es un compendio de detalles y reflexiones sobre 3 vidas de personajes maduros que enfocan sus vidas desde distintos prismas. Si el espectador es capaz de aguantar el ritmo tremendamente lento del film y la ausencia de diálogos podrá disfrutar de una buena película, pero requiere de una gran dosis de paciencia que es recompensada con algo que te queda en la mente y que te da que pensar. Algo muy complicado en el cine actual.
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