Después de ver el relato de Fassbinder "Todos nos llamamos Ali" y mostrar mi fascinación hacia el cine social que elaboró en esta segunda experiencia que he tenido este gran director muestra como las relaciones humanas se rigen como la naturaleza, el carácter débil sucumbe ante el carácter más fuerte, la jungla también está en el asfalto y las personas se comportan como animales con el añadido del frío raciocinio consciente del daño que le estamos haciendo al de al lado. En este relato el maltrato proviene como normalmente pasa de las clases más altas socialmente hacía las clases media-baja. En un alarde ingenio Fassbinder retrata como Eugen el poseedor de toda la verdad y el buen gusto social es una bestia educada que se aprovecha de la bondad y el enamoramiento de un chico que solo quería ser feliz y que su único golpe de suerte es definitivamente la losa de su tumba. Un final que invita a la desesperación culmina lo que es un cine del que muchas personas deberían aprender.
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