El artista zaragozano Enrique Bunbury,
intenta agrandar su leyenda buscando nuevos retos. Aunque para muchos
de nosotros ya es el mejor artista musical de España, sobretodo a
raíz de su participación en Héroes del Silencio, él quiere
conseguir nuevos retos que le ayuden en su etapa creativa. En esta
ocasión ha tenido la peregrina idea de hacer 26 conciertos a lo
largo de un país en el que su popularidad tiene unos indices muy
bajos: EE.UU. Sin embargo, alguien como Bunbury, se asegura lo que es
un sueño para muchos artistas: entre 600 y 2000 personas por sala.
Pero claro, para la rock-star eso se queda corto y convierte la gira
en una especie consagración personal y de demostración de que la
llama del rock sigue viva en su interior. En un autobús de lujo,
viajará durante varios meses con su banda y su novia Jose. Uno de
los alicientes del documental es conocer el lado más humano y
privado del cantante maño. Durante más de una hora de metraje,
iremos siendo testigos de la evolución del tour, de algunos de los
momentos más delicados de Enrique y de como su faceta creativa es
capaz de hacerle besar la lona. Todo desde un punto de vista muy
egocéntrico, focalizado en el propio Bunbury y donde el resto de la
banda participan como actores secundarios que acompañan a este gran
artista en una odisea que no es tan dura y dramática como el
cantante quiere hacernos ver.
Documental de bajo presupuesto,
orientado a los seguidores (muy acérrimos) de este genial cantante.
Me incluyo en este grupo y tengo que reconocer que he disfrutado con
el visionado, pues Bunbury es una persona que rehuye cualquier tipo
de inmersión en su vida personal y es difícil encontrar documentos
como este que hoy comentamos. En general la pieza da muchas
pinceladas a muchos temas, sin dejar huella en ninguno de ellos. Por
un lado Bunbury se muestra sincero, abierto, enseñando el lado más
humano al lado de su pareja. Quizás eso es lo más profundo y
sorprendente que descubriremos en el documental. También hace
algunos comentarios de su proceso creativo, dejándonos a medias a
los que nos gusta oír sus opiniones más filosóficas. Luego están
los cortes musicales, muy centrados en las últimas etapas y que a mi
personalmente no me atraen en absoluto. La obra se completa, con las
confidencias de la banda, algunos momentos íntimos del grupo, algo
de ensayos, de vivencias en la carretera y muy poco de la relación
con el público. De hecho este es el punto más controvertido de la
cinta, pues el egocentrismo del cantante le hace olvidar
completamente que el se debe a sus seguidores. Las personas que
acuden a sus conciertos (muchas veces haciendo un gran esfuerzo
económico), no participan en ningún momento en el documental.
Además todo el rato se hace hincapié en que la gente no es lo
importante, que las salas no se llenan y da igual. Un mensaje que
llega a sonar arrogante, cuando 2000 personas para muchos artistas es
un logro importante. Sin embargo Bunbury parece despreciarlo, como
desprecia el hecho de que 'fácilmente' llenaría estadios de fútbol
en otras latitudes (cosa que probablemente es verdad). En definitiva,
un largometraje rodado sin muchos alardes técnicos que hará las
delicias (o no) de los seguidores de Enrique Bunbury como solista
(nada de la etapa de Héroes).
Nota: 6.1
Para Recordar: La envidia que da llevar
una vida en la carretera, tocando rock y rodeado de gente involucrada
con tus ideas.
Para olvidar: La arrogancia que se
desprende de algunas opiniones del cantante. Por justificar su
proyecto, olvida quienes le han permitido llevarlo a cabo (los
seguidores).
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