Lucie es una niña que aparece maltratada y con amnesia, en un descampado a las afueras de la ciudad. La noticia conmueve a todo el mundo, más cuando nadie reclama a la pobre niña que obviamente acaba en un orfanato. Allí conoce a Anne, su única amiga y con la única que habla. Aunque su memoria no mejora y su mente parece deteriorarse por momentos, los años pasan y su amistad crece. Cuando alcanzan la mayoría de edad, Lucie tiene una revelación y parece recordar lo que le pasó. Embauca a su compañera a seguirla a una casa de campo lejos del centro y comete un crimen brutal que parece fruto de una locura insana. Sin embargo, la paranoia de la chica no era tal y lo que se trama en esa casa es el secreto más oscuro y despiadado que nunca ha visto el ser humano.
Pascal Laugier dirigió en 2008 esta clásico moderno del cine de terror. Pronto se metió en el limbo de este demandado género gracias a la original perspectiva y la brutalidad del guión. Por momentos me recordó a la brillante “Los sin nombre” aunque la primera parte del film, nada tiene que ver con esa obra maestra. Y eso es otro de los puntos fuertes, las 2 partes diferenciadas: por un lado la historia de fantasmas y por otro la trama sectaria de violencia desmesurada. La tensión no se pierde ni un minuto y el difícil desenlace, cumple las expectativas de una historia que ambiciona desde el principio el ser un referente del género. No apto para gente fácilmente impresionable, Mártires es una de las imprescindibles para los que gusten el género de terror con violencia extrema.
Nota: 8.8
Para recordar: La culminación del plan. De lo más brutal que se puede ver en el cine moderno.
Para olvidar: El entorno es algo estático, aunque esto no impacta directamente en la tensión del guión.
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