El siglo XV fue un siglo glorioso para el Imperio Español. Sobre todo el final del siglo, con la expulsión de los judíos, la toma de control político de los reyes y la iglesia a partes iguales y como no la expedición de Colón a América que tanto oro trajo al reino. Pero esta riqueza y opulencia no se vio reflejada en el pueblo llano. Un pueblo que malvive en los caminos, sacando lo justo para comer por medio del pillaje y el engaño. Este es el caso de Bartolomé un hombre inteligente que ha tenido la suerte de nacer plebeyo y laico. La misma condición que la de Ruy y sinvergüenza mentiroso que tiene la dudosa fortuna de cruzarse con Bartolomé justo despues de haber robado una cerda. Ambos individuos cruzan mentira tras mentira, tan disparatada como inverosimil. Pero pronto se dan cuenta de la situación y deciden unirse para intentar hacer un quiebro a la pobreza. Siguiendo con sus artimañas, sus huesos llegarán al convento al covento de Fray Jerónimo para hacerse pasar por familiares suyos y así de paso comer y descansar como es debido. También conseguirán una carta de recomendación para los 3, incluida la marrana de la que no se separarán ni un segundo. Tras varias peripecias en los pueblos peninsulares con fulanas, trovadores y ciegos con delirios de grandeza, llegaran al puerto de Palos donde una desagradable sorpresa les esperará al final de tan largo camino.
Desde hace tiempo tenía bastantes ganas de visionar esta película, escrita y dirigida por uno de mis realizadores favoritos, José Luis Cuerda. En esta ocasión, alejado del genial surrealismo que lo lanzó a la 'fama' con Amanece que no es poco, nos presenta un drama rural ambientado en la época más gloriosa del imperio. Con su particular sarcasmo, el director nos presenta a unos personajes bastante básicos que, basándose en una vasta cultura popular, nos irán explicando su manera de ver la vida y como se puede sobrevivir en aquella realidad repleta de injusticia, racismo y religión. En general el realizador dará pinceladas de los diferentes problemas sociales de la época, aunque sin profundizar en ninguno de ellos y sin llegar a los matices que se le presuponían tras su obra maestra. Lamentablemente, La marrana es una pieza simple con excelentes actores (Fernando Rey, Alferdo Landa, Antonio Resines...) y un guión denso y elaborado pero que no termina de sorprender ni de impactar en el espectador. Se trata de reflexiones sobre la vida del español de 'a pie', a través de muchas situaciones que pasan casi desapercibidas. Hay una pequeña crítica a la iglesia, al poder, a la expulsión de los judíos, al ejercito y a la mentalidad latina. Proyecto ambicioso que se queda corto y que puede dejar indiferente al espectador menos paciente.
Nota: 7.1
Para recordar: El ciego presenciando la copulación de los porcinos. Me reía a carcajadas.
Para olvidar: El pesimismo con el que es tratada la historia. Un pesimismo que parece reflejarse en la calidad final del largometraje.
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