Spain (2024)
La historia se centra en un extraño hombre que a toda costa intenta llamar la atención de las fuerzas de la ley. Su hermana, Abril, esta desesperada porque no entiende cuales son las intenciones de su familiar. Cada paso que da es más controvertido; primero intenta llamarse con un número. Aburrido de la nueva nomenclatura, decide llamarse con una simple “N”. La siguiente excentricidad, pasa por intentar ser encarcelado. Esto, que puede parecer una trivialidad, en España no es nada sencillo. Comete pequeños delitos que no lo llevan a la cárcel; provoca una “fuga” inversa para colarse en el el presidio y esto le acarrea una multa y que lo devuelvan a la calle. El juez instructor se niega a aceptar una pena de encarcelación solo por el “capricho” del reo. Sin embargo no tendrá más remedio que ceder, ya que lo que quiere N es “ser feliz sin la capacidad de elegir, sin tener libertad” y no parará de cometer tropelías cada vez más graves, cada vez más peligrosas ¿Logrará N su anhelo de perder completamente sus derechos básicos como ciudadano?
Estamos ante una “fumada” muy considerable del (a veces) brillante Rodrigo Cortés. Bien es cierto que desde su magnifica “Enterrado” no encuentra un sitio en el mundo del celuloide. Y desde luego Escape no es un buen ejemplo para ello, ya que estamos ante una pieza que desperdicia un potente elenco de actores tanto consagrados (José María Pou, Blanca Portillo, Juanjo Puigcorbé) como emergentes (Mario Casas, Anna Castillo), gracias a un guión deslavazado, sin fundamento y de difícil conclusión por parte del director. Con un intento de hacer una Thriller psicológico, auspiciado y producido nada más y nada menos que por Scorsese, Cortés va dibujando situaciones peregrinas, que no tienen ningún sentido y que se acercan más a la comedia que al suspense. El realizador se la juega con una idea potente (la perdida de la libertad como liberación de la mente), para “obligar” al personaje protagonista a hacer una tontería tras otra, confundiendo al espectador y generando unas expectativas de desenlace brutal, que no consigue cumplir. Lo que parece es lo que es y, el que empiece a pensar a la mitad de la trama que esta viendo una serie de despropósitos, se acabará yendo con esa sensación. Una pena, porque la idea es atrevida y se podría haber hecho algo más serio.
Nota: 5.4
Para Recordar: El juez desquiciado por no encerrar al delincuente. Súper gracioso. Para Olvidar: El protagonista y sus necedades que acaban por poner nerviosa a la audiencia (la interpretación de Mario Casas ayuda mucho a esto)
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