aunque en esta ocasión los detalles son peculiares. Por un lado, están las víctimas (niños de entre 5 y 12 años); por otro,
Cayetano, un chaval que parece saber demasiados detalles sobre los crímenes. La policía en aquellos tiempos, tenía medios
muy limitados; sin embargo parecía claro que Cayetano estaba muy implicado en toda el entramado. Los días pasan y las muertes
se suceden; cada vez más violentas y más sádicas. Sin pistas y sin móvil, Cayetano empieza a situarse como principal sospechoso;
sus continuas visiones, no son tomadas en serio por las fuerzas de la ley. Sin embargo, todo dará un drástico giro,
cuando el muchacho vislumbra la cara del asesino en uno de sus delirios.
Producción argentina del pasado año, que pasó desapercibida en nuestro país. Thriller policiaco, sobrio e intenso, en cuyo
subfondo, se retrata a la sociedad gaucha de principios de siglo. Con un decente guión y una impactante escenografía, El
niño de barro se convierte en un film muy recomendable. A destacar la segunda interpretación de la historia, dónde
se puede apreciar la evolución los métodos policiales a lo largo del tiempo. Como ejemplo esta la parte donde un
pederasta no es considerado un delincuente, porque los niños no tienen derechos civiles.
Nota: 7,8
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