Un anciano en el umbral de la muere, recibe una extraña carta pocos días después de fallecer su esposa. Es una carta de amor, procedente de un sitio del que hace mucho tiempo huyó: Moira. Las pesadillas le atacan y la angustia se acrecienta. Decide romper con sus temores y visitar de nuevo su pueblo natal. Nadie sabe por qué se exilió; pero los recuerdos del protagonista cada vez son más claros. Una infancia feliz en un pueblo lleno de supersticiones; un joven que descubre el amor; un amor enfermizo, prohibido. Los antaño mejores amigos, ahora son extraños… o están locos. Cuando llega al pueblo todo ha cambiado. Lo único que sigue igual es la casa donde vivía la dama que le “erotizó”: que lo sedujo con malas artes, artes dignas de una criatura del averno; artes aprendidas de las más oscuras brujas… o eso es lo que pensaban en el pueblo.
De nuevo una sensacional película para no dormir. Esta vez, es Mateo Gil el que nos mete el miedo en el cuerpo. Y no de cualquier forma. Un suspense elegante, inquietante; un suspense del que te mantiene en tensión y te sorprende cuando menos te lo esperas. Una muy elaborada trama, alejada de la fantasía, pero con el terror cotidiano que genera la ignorancia. Magnifico manejo del tiempo pasado y presente, para ir narrando una historia sin fisuras y con bastantes interrogantes. Interrogantes que se van diluyendo hasta culminar en el apoteósico final, mezcla de sobrenatural y superstición. Resumiendo, la mejor ‘pelicula para no dormir’ que he visto hasta la fecha.
Nota: 8,8
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