Noruega (2005)
Producción dirigida por Pål Sletaune, ganadora del premio Amanda al mejor actor principal Kristoffer Joner en el papel de John. En la ciudad de Oslo vive nuestro protagonista que le acaba de dejar su pareja Ingrid, John está llevando bastante mal la separación porque Ingrid lo ha dejado por otro (Åke) y ahora vive sólo en casa y simplemente se dedica al trabajo. Después de abandonar la casa Ingrid, John conoce a sus vecinas de al lado, Anne y Kim, hasta entonces desconocidas para él. Pero no parece que Anne no desconozca a John, tras inventarse un mero pretexto para que vaya a su casa, empieza a contarle datos íntimos de su relación con Ingrid. John sale asustado de la casa de sus vecinas pero Anne lo logra convencer para que mientras sale se quede cuidando de su hermana Kim por una agresión que ella tuvo en el pasado. A partir de ahí empieza un peligroso juego de seducción por parte de las dos hermanas hacia John que hace que pierda los papeles y transgreda límites inimaginables por parte de una persona considerada normal. John se mueve asustado en el laberíntico piso de Anne y Kim y comienza a perder la percepción de la realidad, mientras tanto en su mente van volviendo recuerdos bastante sórdidos de su relación anterior con Ingrid. Logrará John vencer sus miedos y enfrentarse a sí mismo.
Desde el norte de Europa nos llega este breve thriller de terror donde mezcla sexo, violencia y amor, un cóctel explosivo encarnado por las dos hermanas vecinas de al lado que únicamente están en la mente de John. Con un buen guión, sobre todo al principio, el espectador quiere llegar a conclusiones rápidas de que le está pasando a este hombre por haberle dejado su novia y lo que logra el director es meterte en un batiburrillo que en mi opinión ni el mismo se aclara. Eso sí, mantiene la emoción hasta el final. Es un relato duro, con muchas escenas explícitas, que quizás suavizando el tono un poco hubiese logrado un gran éxito comercial a la manera de películas como 'Memento' que en algunos momentos me recordó a ella. También juega a ser un poco David Lynch dentro del surrealismo pero sin lograr acercarse a él. Siendo un director joven, Pål Sletaune, habrá que seguirle la pista en sus próximas producciones porque limando algunos detalles te da la sensación que puede conseguir una película bien formada y de talento, en esta desde luego se queda a medias y no pasa de ser un buen relato, entretenido y que te deja alguna reflexión, pero no tan trascendental como nos quiere hacer ver. Si quieres realizar una denuncia sobre los malos tratos y la mente de un asesino simplemente quita músicas para acojonar al espectador y haz que tus actrices no pongan ojos de loca, no basta con eso. El trabajo de Cecilie A. Mosli como Anne es muy malo, es una mala malísima que apenas habla y sus palabras lapidarias hacen más que te recuerde a una bruja de cuento infantil que una dominatrix que es lo que pretende ser en el film. En definitiva, una película diferente que mucho moderno la ensalzaría como la nueva obra de culto del séptimo arte pero que no es para tanto, se queda en buen intento.
Para Recordar: Hasta que punto la mente humana puede perder el control sobre uno mismo y desciende hasta sus más bajos instintos animales, en este caso los celos y el sexo.
Para Olvidar: Un thriller un poco de adolescentes, con efectismos y giros de guión para ser más espectacular de lo que en realidad es, además con la temática del sexo vende más, el final un tanto arbitrario y confuso.
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