Finlandia (2017)
Producción dirigida por Aki Kaurismaki, Oso de Plata a mejor director en el festival de Berlín. Hasta Helsinki escondido en un carguero llega el joven sirio Khaled, huye de la guerra de su país, allí mataron a su familia y se dispone a pedir asilo en Finlandia. Para ello se acerca a una de las comisarias de la capital finesa, rellena todo el papeleo y es enviado a uno de los centros de inmigración que tiene la ciudad. Allí conoce a otros refugiados de países como Irán o la propia Siria. Su petición de asilo es denegada, Khaled va a ser deportado pero antes de lo que hagan, huye también del centro de inmigrantes y vive en la calle. En uno de los callejones donde duerme nuestro protagonista, se encuentra con Wikström, un cincuentón gris comercial que ha decidido cambiar de vida y abrir un restaurante bastante decadente. Wikström se apiada del joven sirio y lo acoge en su restaurante, le da de comer y le procura un pequeño espacio donde puede esconderse de la policía y de sanidad, allí también está el perro de uno de los trabajadores del restaurante. Khaled está muy agradecido a Wikström y a los empleados por acogerlo tan bien y vivir en un país sin guerra, pero su existencia en Helsinki es complicada, apenas puede salir a la calle por la policía y por los neonazis. Su situación de irregular le hace prácticamente imposible el poder prosperar y su gran anhelo es encontrar a su hermana que también pudo huir de Siria. A los oídos de Khaled le llega la información que su hermana está en Lituania, con la ayuda de Wikström y otros inmigrantes, conseguirán reunir a los dos hermanos, al menos juntos podrán empezar una nueva vida en Finlandia y cuando la guerra acabe, poder volver a Siria.
El universo de las películas de Kaurismaki es muy particular, sus personajes, escenarios y diálogos son sencillos y austeros, ahí reside la magia de sus películas donde me declaro fan incondicional. En esta ocasión filma su segunda película sobre la trilogía del mar, la primera fue en la ciudad francesa costera de Le Havre, donde un joven africano también escapa hacia Gran Bretaña y le ayuda un limpiador de zapatos. Ahora se traslada a la capital de su país natal, Helsinki, donde también el inmigrante encuentra ayuda por parte de la población y otros le hacen la vida imposible por su condición de refugiado, el director muestra muy bien como la burocracia no es nada humana y son las personas las que se ayudan los unos a los otros, aunque haya otra gente que es justamente lo contrario y muestre ese nacionalismo y xenofobia exarcebada que tanto daño está haciendo en la vieja Europa. Tampoco falta el humor de Aki en el relato, sobre todo, en las escenas relacionadas con el restaurante, como intenta Wikström que el negocio vaya mejor y de ofrecer comida tradicional finlandesa, pasan a poner un restaurante de sushi, que es la moda ahora. Otro punto fuerte de la película es su música, solo por la música de las producciones de Kaurismaki, merecen ser visionadas. Deseando estoy que llegue la tercera y última parte de la trilogía. Mientras tanto, no puedo más que recomendar a este director, no es accesible a todo el público pero si te llega a emocionar, no te perderás una película suya.
Para Recordar: la humanidad de algunas personas por ayudar a las personas más desfavorecidas y la genialidad de Kaurismaki con su humor seco y negro.
Para Olvidar: esos personajes ultranacionalistas que hay en todos lados, tu condición depende del lugar donde has nacido, menuda meritocracia.
Para mas info, haz click aki
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
No hay comentarios:
Publicar un comentario