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martes, octubre 27, 2009

Otto e mezzo (8½)

Producción italiana dirigida por Federico Fellini en el año 1963, ganadora de dos Óscars (uno a la mejor película extranjera y otro al vestuario). Guido Anselmi es un director de cine que en plena crisis artística y creativa tiene que dirigir una gran producción de ciencia ficción, las dudas en Guido cada vez son mayores y el director se abstrae en los recuerdos de su infancia, sus problemas con las mujeres y esquiva sus obligaciones profesionales con el productor, el público y todo su equipo para rodar la película. Para Guido es más importante saber su propia identidad, en definitiva quién es y que es lo que quiere contar, Guido, que es interpretado por Mastroianni como el alter ego del propio Fellini es un hombre que es caprichoso y que desea a todas las mujeres, en su entorno se reflejan varios tipos de mujeres que todos nos encontramos, su mujer es una belleza tranquila, servicial y algo neurótica, la quiere pero no es igual que Claudia, una bomba femenina que desata en el director bajas pasiones y que le recuerda a las mujeres de grandes curvas que deseaba en su infancia. En su faceta artística se siente un estafador, no es realmente un artista y por él ahora mismo el cine es un mero entretenimiento vacío de todo contenido artístico.

No suelo ser muy crítico con las películas que comento en el blog pero es que en esta todo es perfecto y me dejó fascinado el impresionante relato que Fellini dirige y escribe y la magnífica interpretación del gran Marcelo Mastroianni como el director en plena crisis existencial. Las dudas que plantean durante el metraje tiene una gran carga filosófica y luego te parece encantadora esa vanidad intelectual que se gasta el protagonista del relato. Mientras en el mundo real está rodeado de una corte de súbditos y jefes que le aprietan y le ocupan su valioso tiempo, en su mente está imaginando que es adulado por su obra cuando él sabe que es un fraude y tiene un harem lleno de mujeres colmando todos sus deseos. La música de Nino Rota es preciosa y la fotografía le da un toque personal al film que enseguida te hace sumergete en la mente de Fellini, a destacar su bonito final donde Guido se da cuenta que la vida misma es un circo y con su megáfono coge las riendas de su vida y dirige a todos los payasos que conforman su propia existencia. Repito, una película fascinante y que es imprescindible dentro de la historia del cine del siglo XX. Son 2 horas y 20 minutos de una lección que nunca se me olvidará.



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