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lunes, mayo 07, 2012

Tengoku to Jigoku (El infierno del odio)

Japón (1963)

Producción dirigida por el maestro japonés Akira Kurosawa. Nos encontramos en la ciudad de Tokio en los años 60. Kingo Gondo es un fabricante de zapatos, uno de los mayores accionistas de la empresa y vive en lo alto de una colina de unos de los barrios tokiotas, su casa se ve desde casi todos los lados del barrio. Gondo durante muchos años de duro trabajo y gracias a la dote de la familia de su esposa ha amasado una gran fortuna y está preparado para dar el golpe final en la empresa y hacerse el dueño de ella, quiere quitarse de enmedio a sus socios que tienen otras ideas más chapuceras para la empresa. Cuando ya tiene preparada la operación surge una tragedia, han secuestrado a su hijo. Gondo ante la tesitura acepta por supuesto a pagar el rescate aunque para ello se fruste la operación y vaya a la ruina. Pero el secuestrador se equivoca de niño y en vez de coger al hijo de Gondo, secuestra al hijo del chófer de Gondo. Ahora nuestro protagonista tiene un dilema moral, salvar al niño de su criado y cargar con su ruina como empresario o seguir con sus planes para hacerse con la empresa. Una vez desentrañada esta primera parte del secuestro, el comisario Tokura junto a su gente en la policía tiene que resolver quien es el secuestrador, a través de varias pesquisas y gran trabajo policial conseguirán encontrar al culpable.

Obra magistral de un genio del cine que es Kurosawa, siempre en los rankings de lo mejor del séptimo arte hay nombres imprescindibles que deben aparecer, uno de ellos es Kurosawa, está en el olimpo junto a Fellini, Woody Allen, John Huston o Billy Wilder. La película se divide claramente en dos partes donde no decae el interés en ningún momento y eso que el metraje es de 2 horas y 23 minutos. En la primera parte Gondo, interpretado por Toshiro Mifune, hace un papel magistral para resolver su dilema de salvar o no al hijo de su chófer del secuestro, una historia muy shakespiriana donde el honor se ve en juego, en esta parte vemos a un Kurosawa que ya se ve en otras de sus míticas películas como 'Los sietes samurais'. La segunda parte la protagoniza el comisario Tokura, el secuestro ya se ha resuelto y ahora hay que encontrar al culpable de este crimen. Kurosawa nos muestra todo el proceso de como Tokura y su gente van desliando la madeja con las sucesivas pistas que encuentran y realizan un excelente trabajo, los diferentes departamentos de la policía no dejan nada sin investigar, matrículas de tráfico, reconocimiento de huellas, análisis de dibujos del niño secuestrado, rastrear los bajos fondos de Tokio siguiendo pistas, etc... Aquí es donde me encontré una sorpresa con este director y que nunca hubiese imaginado que lo habría filmado él, acostumbrado a historias del Japón medieval, aquí nos muestra un Tokio contemporáneo, fresco, con música rockabilly, historias de heroinómanos que buscan a sus camellos y una trama policial perfecta. Para mi, de los mejores relatos que he visto en mi vida. PELICULÓN.

Para Recordar: Absolutamente todo, el honor del señor Gondo, la investigación policial llevada a cabo por Tokura, la música del film y todos esos pequeños detalles del relato que ves el genio que es Kurosawa.

Para Olvidar: Ese humillo rosa en una película en blanco y negro, queda un poco cutre, aunque sea una pista del secuestro. Es el único detalle que me pareció algo ridículo.




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