Bélgica (2012) Producción dirigida por Felix Van Groeningen, ganadora a mejor director en el Festival de Berlín y mejor actriz (Veerle Baetens) en los premios César franceses. En la Bélgica flamenca vive un auténtico vaquero que es Didier, un hombre ya maduro que se dedica a tocar el banjo en un grupo de country/bluegrass. Vive en una caravana enfrente de una casa en ruinas que es suya y que poco a poco va arreglando. En una tienda de tatuajes conoce a Elise, una joven rubia tatuadora que gran parte de su trabajo está plasmado en su cuerpo. Pronto surge el amor entre conciertos de banjo que da Didier con su grupo y tienen una relación muy fluida pero poco convencional. Elise se queda embarazada de Didier y él al principio tiene dudas sobre este nuevo acontecimiento del todo inesperado, pero el embarazo sigue adelante y Didier se pone manos a la obra para arreglar la arruinada casa para vivir los tres juntos. Durante los seis primeros años de Maybelle, la hija de Elise y Didier, la relación familiar tiene sus altibajos pero son una familia bastante feliz, incluso Elise se integra como cantante country en el grupo de Didier y lo hace francamente bien. Pero a partir del sexto año de Elise, detectan que la niña tiene cáncer y empieza el infierno para ella y para la pareja. Al principio lo llevan todos juntos y con esperanza, pero la niña no mejora, intentan todo lo que está a su alcance pero las técnicas con células madre no están tan avanzadas y finalmente fallece. Ahora la pareja tiene que afrontar su nueva vida sin Maybelle, la actitud de Didier es de rabia porque se pongan trabas a la ciencia y culpa a la religión y políticos de la pérdida de su hija, mientras Elise está cada vez más triste y se agarra a la religión para encontrar algo de confort. Poco a poco nuestros protagonistas se van distanciando y surgen muchas peleas, gritos y reproches. Lo único que les mantiene algo juntos es la música y el grupo, Elise se cambia el nombre y quiere llamarse Alabama y a Didier lo llamará Monroe por el cantante Bill Monroe. La depresión de Elise es patente y por la noche en la tienda de tatuajes se hará su último trabajo.
Este relato, que es un dramón del centro Europa, con un tratamiento diferente habría acabado en la parrilla televisiva de la sobremesa de cadenas como Antena 3 o Telecinco el fin de semana, pero el director y sus guionistas nos adentran en una interesante historia con varios flashbacks para entender mejor la historia. Además la mezcla con una gran música que te sumerge en una tristeza pero con optimismo a pesar de su duro final. Sin duda, no es apta para personas con tragedias personales o con bajo estado de ánimo porque hay que visionarla desde una distancia emocional. A destacar también la brillante actuación de la desconocida Veerle Baetens como Elise, su papel no era nada fácil y en todo momento lo borda. No todos van a ser elogios al film, el discurso de Didier contra Bush y no dejar avanzar a la ciencia, que es del todo razonable, no es bien tratado y parecen más cuñas reivindicativas que dolor por la pérdida de su hija, el espectáculo que monta en medio de un concierto queda casi ridículo. También me parece sorprendente que está película se haya hecho en Bélgica, parece más una producción americana, con música popular de los EEUU y con muchas reminiscencias a ese país. Es una de las agradables sorpresas dentro de los estrenos de este año y que recomiendo sobre todo por el tratamiento musical, para amantes de la música popular y de dramas románticos nada edulcorados.
Para Recordar: La maravillosa música de la película, un buen guión sin caer en el tópico drama. La actuación de Veerle Baetens como Elise y sus bonitos tatuajes. Es una historia que engancha a pesar de la gran tragedia que se cuenta.
Para Olvidar: El discurso de Didier que enfrente las creencias religiosas contra la ciencia, es del todo cierto pero parece metido con calzador en la historia, es el único fallo de guión que encuentro.
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