Francia (1964)
Producción dirigida por Jean Girault contando las andanzas del gendarme Cruchot, magistralmente interpretado por el conocido actor francés Louis de Funes, una especie de Paco Martínez Soria en versión policía francés. Cruchot está en la gendarmería de un pequeño pueblo de provincias, allí es un agente muy eficaz que tiene el pueblo en orden a salvo de pequeños pillos con el ganado o estafadores. Su esfuerzo y mérito se ve recompensado con un traslado a la villa veraniega de la Costa Azul que es Saint Tropez, además de ganar un galón más en su carrera policial. A su llegada a Saint Tropez ya demuestra a su equipo y a sus superiores que se toma su trabajo con mucha seriedad y ayudará a su sargento Gerber a poder detener a los nudistas que constantemente esquivaban a la policía de Saint Tropez en las playas. El problema viene por su joven y bella hija Nicole, al quererse hacer nuevos amigos en este pueblo tan lujoso se inventa que es hija de un magnate de un yate y Cruchot se verá envuelto en una trama del robo de un cuadro del Museo Municipal. Cruchot con su ingenio pondrá a salvo el buen nombre de su familia y los ladrones serán detenidos.
Comedia típica de verano con un argumento insustancial que te hace pasar un buen rato en estas tardes tan calurosas. Personalmente elegí este título para rememorar esos días que pasé hace unos cuantos veranos en la villa de Saint Tropez y ver como ese puerto deportivo en los años 60 sigue siendo muy parecido en la actualidad, de hecho sigue estando el mítico Cafe Senequier, donde muchas celebridades se han sentado. Aún siendo una película tan light tiene varios puntos a destacar, una excelente música, la interpretación de los actores no deja nada que desear, excepto los pijos amigos de la pandilla que lo hacen horrosamente, la hija de Cruchot, Nicole, interpretada por Geneviève Grad es bellísima. Una hora y media que en lugar de echarte la siesta te saca algunas sonrisas y piensas que Saint Tropez siempre será eterno.
Para Recordar: El personaje de Louis de Funes como el gendarme Ludovic Cruchot, su bella hija Nicole y algunos pasajes humorísticos, el preferido mío es el de la monja que conduce como una temeraria que apenas ve y acaba de aprender a conducir.
Para Olvidar: Es una película intrasdescente con un final de traca por la risa que te da ese surrealismo donde el gendarme Cruchot sale victorioso de todos los líos con los ladrones de arte y de que su hija pueda mantener su amistad a pesar de su origen con los más pijos de Saint Tropez, ahora su padre es un héroe.
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Películas alternativas, para los seguidores inconformistas del séptimo arte.
Me gusta el dinero de las mujeres por que es el mas dificil de conseguir. Ademas huele bien...
Harry Steele - Secret of the Incas
lunes, julio 23, 2012
Le gendarme de Saint-Tropez
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