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jueves, julio 01, 2010

A dos metros bajo tierra (2001-2005)

La familia Fisher, paradigma de la clase media católica americana, regenta orgullosamente una funeraria en Los Ángeles. Ejemplo para el resto de la sociedad, los Fisher jamás han protagonizado un escándalo. Son un modelo a seguir. Y así habría seguido siendo, a no ser porque el patriarca, Nathaniel, fallece en un absurdo accidente de tráfico. Es entonces cuando todo el mundo empieza a plantearse su existencia. El primogénito, Nate, se ve obligado a volver a L.A. para ayudar a su hermano, David. A partir de esta sociedad irán aconteciendo una serie de sucesos que sacarán a la luz la verdadera cara de la familia Fisher: el adulterio del intachable Nathaniel, la homosexualidad de David, las múltiples adicciones de Nate, el desenfreno de la hija menor, Claire, el ambre de sexo de la progenitora, Ruth... Un sinfín de situaciones que giran alrededor de sus protagonistas; protagonistas que nos eneñarán, desde un punto de vista puramente existencialista, lo bonita que puede ser la vida y lo importante que es la muerte para cerrar el ciclo natural de toda la humanidad.

Bueno, que se puede decir de una de las más importantes produciones de la televisión. La creación de Alan Ball ha sido durante 5 temporadas un referente para el resto de series. Con nada más y nada menos que 46 premios y 117 nominaciones, A2MBT ha logrado situarse en el podium más alto de los clásicos. Choca esta cifra por cantidad, pero también por variedad, pues ha tenido galardones dentro de los Globos de Oro (interpretaciones), Emmy (televisión), Grammy (música)... Y es que en efecto, esta es una de las características que hacen que esta serie de un salto cualitativo con todo lo que se ha hecho hasta el momento. Basándose en un impecable guión, mordaz, complejo, surrealista, descarado y realista, las historias cotidianas adquieren la categoría de aventura urbana. La realización tampoco escapa a la excelencia; los directores de los diferentes capítulos han participado tanto en largometrajes muy aclamados por la crítica independiente (como es el caso de L.I.E.) como en otras series de renombre: House, Lost, True Blood, The Office, The Pacific, Dexter,...
Desde el punto de vista puramente artístico, me gustaría destacar el recurso recurrente de representar las inquietudes morales de los personajes con la presencia de alguien muerto. Al más puro estilo de Soliaris, los protagonistas hablan consigo mismos a través de otra persona fallecida. Mantienen dialogos ficticios que en realidad son monólogos interiores. Hay momentos de tal brillantez que te hacen reflexionar durante días. En lo que a la intensidad narrativa se refiere, a lo largo de las 5 temporadas mantiene la línea; si bien es cierto que la tercera temporada marca un mínimo en cuanto a imaginación, con la cuarta entrega comienza la ascensión (temporada a la que tengo especial cariño porque me la regalaron mis amigos en DVD) hacia una nueva dimensión creativa que culminará con un resurgir inesperado que desencadenará un final sorprendente que ratifica al 100% la calidad del resto de la serie.
En definitiva, un clásico de principio a fin, indispensable para entender la evolucion del mundo de los seriales en la televisión. Profunda y metafísica, no apta para los que quieran ver TV para desconectar de todo.

Para Recordar: Aunque parezca poco imaginativo, es totalmente cierto: Cada capítulo sin excepción aporta una conclusión moral que nos será dificil obviar.
Para Olvidar: Quizás algún capitulo de la Tercera Temporada.

Nota: 10


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