Cuba (2003)
Documental dirigido por Fernando Pérez donde se muestran las diferentes vidas de los habitantes habaneros en la capital de Cuba, sin diálogo y sin contar las historias mediante entrevistas, solo con la imagen, pura poesía visual de uno de los lugares únicos en la Tierra, La Habana, la ciudad más antigua del continente americano que vive aún bajo el regimen comunista de los hermanos Castro y que sus habitantes sobreviven bajo el modo de buscarse la vida por sí mismos, ya que, con las ayudas del Estado no podrían vivir dignamente, un mural de personajes y todo un poema de amor a esta ciudad tan peculiar y particular. Por nuestros ojos desfilan una anciana de 79 años que todos los días vende en el Paseo del Prado maní tostado para poder mantenerse ella y su marido, un médico que también se dedica a hacer de payaso en fiestas de cumpleaños, un reparador de vías del tren que su sueño es ser músico, un zapatero que arregla los viejos zapatos de plataforma de cubanas que bailan en las revistas y que él en su tiempo libre acude a festivales de música o un arquitecto retirado al morir su mujer y que ahora es constructor por cuenta propia para así estar más tiempo con su hijo que tiene síndrome de Down.
Nos encontramos ante una película atípica que fue una recomendación de un cubano que estuve con él allí en La Habana y que refleja bastante bien la vida cotidiana en la ciudad, la sorpresa viene por la ausencia de diálogo o de guión cualquiera, simplemente al ser un caso tan peculiar con las imágenes y la música la película se sostiene casi hora y media por sí sola, se muestran muchos aspectos de la ciudad, autobuses llenos de gente, el duro trabajo diario, las defectuosas construcciones de las casas en La Habana tal como están, los coches americanos antiguos que aún circulan, la salida del país hacia Miami de algunos habitantes y muchos aspectos profesionales de gentes de allí, los músicos o el chaval que con 20 años tiene que sostener a su familia por la muerte del padre y trabaja en la construcción, pero aún así tiene tiempo para su gran pasión que es el ballet y llega a actuar en el teatro García Lorca con su compañía. En definitiva un collage de personas que se entrecruzan por La Habana y que logran sobrevivir y aún mantienen sus sueños en esta isla del Caribe que es Cuba.
Para Recordar: Nunca se me va a olvidar la anciana de 79 años del Paseo del Prado, Amanda Gautier, que fuerza para vivir tiene la mujer que con esa edad sale a trabajar todos los días y al llegar a su casa arregla todo, cuida de su marido y prepara el trabajo para el día siguiente, en el documental dice que ya no tiene sueños, al contrario que otros personajes del film que aún tienen metas.
Para Olvidar: No hay nada que olvidar en la película, mejor recordar la suerte y comodidades que tenemos en la Europa del estado de bienestar que se van recortando a causa de la crisis y que aún así nunca llegaremos al límite de estas personas que tienen mucha fuerza para vivir.
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